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Temario ¿Se lleva Dios a la gente? ¿Proviene de Dios la muerte? ¿Se cumple la voluntad de Dios cuando alguien se muere? ¿Por qué es peligroso sostener que Dios es […]

Dios no quiere que te mueras

Temario

  1. Introducción
  2. ¿Se lleva Dios a la gente?
  3. ¿Proviene de Dios la muerte?
  4. ¿Por qué Dios instituyó sacrificios (muertes) para remisión de pecados?
  5. Cuando alguien se muere ¿podemos decir que fue por voluntad de Dios?
  6. ¿Qué problema hay en sostener que Dios es quien “se lleva” a la gente por Su voluntad?
  7. ¿Por el qué el Antiguo Testamento dice que Dios mataba a la gente?
  8. Conclusión


 

Introducción

Existen muchas frases hechas en las cuales no hemos meditado. En la sociedad cristiana, hay una frase tradicional que se dice cuando alguien muere: “Dios se lo llevó”.

Surge entonces la pregunta: ¿cómo podríamos resolver el tan conocido concepto de que Dios “es amor”, un “Padre amoroso”, con el hecho de que un día decida “llevarse a un hijo”, o “llevarse la madre de un niño” o “llevarse al marido de una esposa enamorada”? ¿Cómo ajustaría esta frase en los casos de aquellos brutalmente asesinados? ¿Acaso Dios –golpeando brutalmente el sentido común- habría decidido llevarse a un hijo suyo al cielo y contrató un sicario para ello?

Alguien podría responder: “¡No! en estos casos no es Dios…” Entonces surge la duda: ¿En cuáles casos sí, y en cuáles casos no?

En estas disyuntivas sin salida caemos siempre que nos basamos en tradiciones o pensamientos humanos heredados, carentes de sustento bíblico. Por este motivo se impuso una pregunta más acertada: ¿Qué dice la Biblia acerca de este tema? Porque, en definitiva, la autoridad primordial del cristiano es la Biblia y no nuestras percepciones o explicaciones que le demos a las cosas para cerrarlas de alguna manera.

¿Se lleva Dios a la gente?

Eclesiastés 9:4-6

Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.

Salomón, el hombre más sabio de aquellos tiempos, nos dice que para el hombre que muere se acabó la oportunidad. Se terminó su trabajo, su ministerio, su jubilación… todo. Incluso de la comparación del perro y el león se deduce que no importa si aquel que murió ha sido un hombre poderoso o reconocido. Es preferible el hombre sencillo y vivo porque todavía puede hacer algo.

Observemos la declaración que hace el apóstol Pablo:

Filipenses 1:21-24

Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.

Pablo había hecho una gran obra: toda Asia menor escuchó la Palabra de Dios en sólo dos años y tres meses por su ministración. Morir era ganancia para él pues se encontraría con Cristo y al pasar por el Tribunal de Cristo tendría inclusive recompensas de acuerdo a su labor y también -por qué no- un merecido descanso. Para el cristiano en sí no es un problema la muerte, pues sabemos a dónde vamos y a Quién pertenecemos.

Detengámonos un instante en el versículo 23: “partir y estar con Cristo”. Primero dice “partir”, y luego “estar con Cristo”. NO DICE que Cristo “me lleve de esta vida”. A modo de ilustración recuerdo que cuando tenía unos diez años realicé un viaje sola en avión de Bahía Blanca a Buenos Aires y al llegar a destino, mi madre me estaba esperando en el aeropuerto. Ella NO me había sacado de Bahía Blanca: me esperaba en Buenos Aires y no me iba a dejar sola en el aeropuerto porque yo era una niña.

Aunque Pablo sabía que morir era ganancia para él, reconsideraba el asunto porque era “necesario” que se quedase a causa de la obra. Pablo sabía que si se moría ya no tendría parte en la obra, y él era una pieza muy importante en el engranaje del ministerio a los gentiles (por no decir “la más” importante)

Sintetizando:

  • Dios no se lleva a la gente. Jesús, más bien, nos espera del otro lado cuando partimos.
  • Una vez que alguien muere, se termina todo trabajo. Lo que estabas haciendo tal vez alguien lo siga, tal vez alguien lo desvirtúe o nadie más lo continúe. Y Dios sabe estas cosas.

¿Proviene de Dios la muerte?

Cuando en Génesis Dios creó todas las cosas, dijo que “todo era bueno en gran manera”. Él no había creado la muerte. No era ese Su plan para la raza humana. Pero cuando Adán pecó contra Dios, todo cambió. A través de Adán entró la corrupción a toda la raza humana (1 Corintios 15:21,22) y afectó toda la tierra (Génesis 3:17). Dios tuvo que idear un plan de redención (esto es, exoneración de la falta cometida) para librar al hombre del pecado y de sus consecuencias. Parte de esta redención consistió, en principio, en no permitir que la raza humana viviera para siempre:

Génesis 3:22-24

Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.

Es necesario resaltar que Dios no trajo la muerte sobre la humanidad. La muerte fue consecuencia directa de la desobediencia de Adán, tal como Dios había anticipado que sería. Dios, en un acto de misericordia, ocultó el árbol de la vida para resguardar a su creación más amada de vivir eternamente en un estado de pecado. Respetó así la decisión de Adán, y la corrupción y la muerte que entraron en el hombre por el pecado siguieron su curso.

Romanos 5:12

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

Como ya dijimos, si Dios hubiera permitido que la raza humana gustara del fruto del árbol de la vida antes de que fuera enterrada la naturaleza pecaminosa, el hombre habría vivido eternamente en corrupción. Este estado no solo alcanzaría a sus cuerpos, sino que la maldad social se habría perfeccionado sin límites y sin posibilidad de ser transformada jamás.

¿Por qué Dios instituyó sacrificios (muertes) para remisión de pecados?

La ley espiritual para la cobertura por los pecados implica sacrificios y derramamiento de sangre.

Dios estableció para su creación principios físicos tales como la gravedad y la termodinámica, entre otros. Estos principios permiten que el universo creado tenga armonía. De la misma manera, existen principios y leyes espirituales establecidos por Dios cuyos funcionamientos podemos descubrir al leer las Escrituras.

Hebreos 9:22

Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.

Los primeros seres registrados que murieron, fueron aquellos animales con cuyas pieles se cubrieron Adán y Eva. Dios, en forma figurada, estaba “cubriendo” sus pecados con el sacrificio de estos animales.

Más tarde, la ley mandó sacrificar animales para cubrir provisoriamente los pecados de los hombres hasta la llegada del Cristo, quien representaba el plan definitivo de Dios para el rescate de la humanidad.

Él tenía que:

  • Venir en cuerpo humano
  • Vivir como un humano
  • Padecer y cargar sobre sí los pecados de la humanidad y sus consecuencias
  • Ser sacrificado para cubrir estos pecados y
  • Resucitar limpio y así hacer efectiva la salvación a todos los hombres (Isaías 53:4,5, Romanos 6:3-5)

Hechos 17:3

… declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que ERA NECESARIO que el Cristo padeciese, y RESUCITASE de los MUERTOS; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo.

La redención de nuestras almas ya se cumplió, pero esto no termina aquí: tenemos promesas de que nuestros cuerpos también serán redimidos cuando Cristo venga nuevamente.

1 Corintios 15:26

Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.

1 Corintios 15:54-57

Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Nótese que la Palabra de Dios llama a la muerte “enemigo”. La muerte no es un amigo. Dios no la creó ni la promovió, pero cuando entró en la creación por la desobediencia voluntaria de Adán el Señor tuvo que dejarla pasar, aunque la usó para bien pues por medio de ella logró nuestra redención. Dios siempre es más sabio que el diablo y desbarata sus planes. De todas formas, esto es momentáneo y dentro de no mucho tiempo seremos transformados y tendremos un cuerpo como el que Jesús tiene hoy:

1 Juan 3:2

Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.

Pero para aquellos que aún tienen dudas de que la muerte sea algo proveniente de Dios, y para corroborar aún más lo que venimos diciendo, veamos estos impactantes versículos:

Hebreos 2:14

Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte AL QUE TENÍA EL IMPERIO DE LA MUERTE, ESTO ES AL DIABLO.

¿Quién tenía el imperio de la muerte y fue vencido?

Juan 10:10

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

El ladrón hace referencia a la obra del diablo, llevada a cabo por medio de los líderes religiosos del momento (es algo que se ve en el estudio contextual de los capítulos 8 y 9, que trata sobre la discusión de Jesús con los fariseos). ¡Este versículo es tan impresionante! Jesús trazó la línea de división entre las obras de Dios y las obras del diablo. ¿Quién mata, hurta y destruye? ¿Quién ha venido a traer vida abundante?

Y si bien hay muchos más versículos que señalan que Jesús es vida y no muerte, desearíamos terminar esta sección con este precioso pasaje:

Romanos 6:23

Porque la paga del pecado es muerte, mas la DÁDIVA de Dios es VIDA ETERNA en Cristo Jesús Señor nuestro.

Sintetizando:

  • Dios no creó la muerte. Cuando Adán le abrió la puerta a la muerte, Dios la dejó seguir su curso a fin de que por la muerte de un hombre, Jesús, Él pudiese rescatar a la humanidad y devolverle la VIDA.
  • El imperio de la muerte y la destrucción es del diablo. Fue por su intervención que se introdujo en el sistema, cuando Adán cayó en su tentación.
  • La naturaleza de Dios es VIDA. El nos trajo VIDA con Cristo, es su DÁDIVA porque Dios nos da de lo que Él es. Nadie puede dar lo que no tiene. Dios es vida, por lo tanto no es muerte ni hay muerte en él. Ergo, no puede darla.

Cuando alguien se muere ¿podemos decir que fue por voluntad de Dios?

Siendo que la naturaleza de Dios es vida y que no creó la muerte ni fue quien decidió que entrara, podemos decir que no es correcto decir cuando alguien se muere que “fue voluntad de Dios”. Dios no ha cambiado. En Él no hay sombra de variación; hizo todo por traernos vida y Él mismo es, fue y será vida.

Tengamos en cuenta que Dios se presentó como un Padre para nosotros por medio de Jesús. Ningún padre se agrada cuando un hijo deja de vivir. Y aunque Dios es eterno y sabe que si un hijo suyo muere sólo es un descanso temporario hasta que seamos resucitados (1 Corintios 15:52) no importa. Dejará de ver a ese hijo caminando en la tierra, hablándole, trabajando para Él. Y un hijo, aunque haya muchos hermanos, es un hijo.

Además, teniendo en cuenta que se termina todo trabajo en la tierra cuando alguien muere, lo que ese hijo que murió estaba haciendo se terminó. Ya no ejercerá su influencia sobre otros para salvarse de la forma en que sólo él podía hacerlo. Apenas quedará su recuerdo por un tiempo.

Revisemos ahora estos versículos:

Salmos 116:15

Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos.

La versión Reina Valera 1960 no muestra el mismo impacto que otras versiones de la Palabra hebrea yacar (estimada), que también significa costosa, preciosa.

Otras versiones de la Biblia la traducen así:

Mucho le cuesta al Señor ver morir a los que lo aman. (Biblia Dios Habla Hoy).

Mucho cuesta a los ojos de Yahveh la muerte de los que le aman. (Biblia de Jerusalén).

¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos! (Libro del Pueblo de Dios).

Sin lugar a dudas Dios nos aprecia y nos valora, y le es “costoso” ver morir a alguno de sus hijos ¿Le gustaría comprobar en la Escritura que esto es verdad? Pensemos lo siguiente: ¿Cuándo fue la única vez que se registró en la Biblia que Jesús lloró?

Juan 11:34-36

Y [Jesús] dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad CÓMO LE AMABA.

¡Sí! ¡Lloró cuando su amigo Lázaro murió! ¡Jesús es Dios! ¡A Dios le cuesta ver morir a los que le aman! Y se compadece de los familiares que sufren por la pérdida de un ser querido.

Jesús NO nos mostró un Dios que mata gente o “se la lleva”, dejando a familiares desamparados. Él no es distinto hoy. Antes, se compadeció del sufrimiento de una viuda que perdió su hijo y… ¿qué hizo?

Lucas 7:12-15

Cuando [Jesús] llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.

¡Lo resucitó!

¡Miren que ejemplo de empatía! “¡Jesús es el mismo ayer y hoy y por los siglos!” (Heb 13:8). ¡El se compadece hoy tanto como ayer! Él no quiere dejar al hijo sin su mamá, ni a la madre sin el hijo, ni al esposo sin la esposa. Más bien quisiera devolverte a tu familiar amado.

Si no hemos podido ver mucho este tipo de milagros, es porque no hemos entendido el corazón del Señor.

Cuando se piensa que “fue voluntad de Dios la muerte de alguien”, no se puede tener el coraje de levantar un muerto porque significaría estar contradiciendo la que suponemos que es la “voluntad de Dios”.

Pero el Señor nos mostró aún más su voluntad cuando dejó el mandamiento:

Mateo 10:8

Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

Yo sé que luego de estas afirmaciones, surgirá la duda: “¡pero si esto fuera así entonces nunca moriríamos!”

El hermano Barry Bennett expresa:

“Dios declaró 120 años para la vida del hombre (Génesis 6:3). Después Dios pronunció una maldición sobre Israel en el desierto y a ellos iba a extender la vida solamente 70 o ‘en los más robustos’ 80 años.

Salmo 90:10

Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años…

No dice aquí que era una “decisión soberana de Dios”, sino que tenía que ver con “la fuerza física” de cada uno: Los MÁS ROBUSTOS, 80 años. Sin embargo, la maldición de Israel en el desierto no es promesa nuestra porque fuimos redimidos de la maldición de la ley por Cristo (Gálatas 3:13). Y hoy muchos viven 90 a 100 años o más. Nuestros días se pueden extender mucho más que 80.”

Es interesante que en la Biblia también encontramos versículos que dan a entender que muchos están muriendo prematuramente. Por ejemplo, el libro de Éxodo habla de los beneficios que gozarían aquellos que cumplieran los mandamientos de Dios en tiempos de la ley:

Éxodo 23:26

No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días.

O sea, no morirían antes de cumplir el tiempo de vida útil que sus cuerpos tenían.

Isaías 65:19-20

Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor. No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito.

Esta profecía del milenio, nos muestra que en ese tiempo no veremos, como hoy vemos, morir a la gente antes de cumplir con sus vidas.
Nuestros cuerpos físicos fueron afectados por el pecado original, y estamos a la espera que Cristo vuelva para ser redimidos en esa área. Así es que nuestros cuerpos tienen un “tiempo de vida útil” a causa del envejecimiento. La enfermedad no debería ser un problema para el cristiano porque Cristo llevó en la cruz las enfermedades junto con los pecados, pero ese es tema de otro estudio. Está disponible morir de viejo hoy como pasó con Job, Abraham, Isaac, David y otros tantos de los cuales se dice que “murieron en buena vejez y llenos de días”. Está disponible: ¡créelo, porque estamos en mejor posición que Job, Abraham y tantos otros!

Hay también un versículo donde el apóstol Pablo reprende a la iglesia de Corinto porque algunos estaban enfermando y otros, que debían vivir, habían muerto.

1 Corintios 11:29-30

Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.

Observe que ellos no mueren por “voluntad de Dios”, sino porque hay algo que están haciendo mal, razón por la que Pablo los corrige. ¿Para qué? Para que estén sanos y no mueran prematuramente. Y este versículo es, como toda la Escritura, Palabra revelada de Dios.

Sintetizando:

  • A Dios le cuesta y le duele la muerte de un hijo.
  • Dios se compadece de los familiares que sufren por la muerte de un familiar amado.
  • La Biblia habla de un promedio de vida normal para nuestros cuerpos físicos. Y Dios NO desea que ninguno se muera antes.
  • Está disponible resucitar muertos.
  • Si estamos atentos, Dios nos advertirá sobre lo que estamos haciendo mal, para que no muramos antes de tiempo.

¿Qué problema hay en sostener que Dios es quien “se lleva” a la gente por Su voluntad?

He tratado con gente que cree que Dios se llevó a sus seres amados, y observé el siguiente inconveniente: sufren de una gran desazón. Conocí gente con rencor e impotencia, sentimientos muy incoherentes para con Dios. A esto se suma la estoica enseñanza religiosa que agrega la pesada carga de “aceptar” y “resignarse” sin chistar la supuesta voluntad de Dios, porque si no se corre el riesgo de ser tildado de “poco espiritual”. ¡Es increíble como la religiosidad le roba el sentido común al ser humano! Es así que algunos desarrollan un odio oculto contra Dios, aparentando estar bien pero trasuntando -a través de sus acciones- amargura, rebelión e incluso alejamiento de Dios.

Citando nuevamente a Bennett, “La imagen que tengas de Dios, determina tu vida”. Si la imagen que te enseñaron de Dios no te trae verdadera libertad sino que te ata de alguna manera, entonces NO ES verdad. Jesús dijo: “conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. La única imagen verdadera de Dios que debemos tener es la que Jesús nos reveló, pues Él dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” y Jesús se compadecía de la gente.

Por otro lado, inclinarse a la tradición de que la gente muere “por voluntad de Dios” anula en su vida y en la vida de otros la posibilidad de resucitar un muerto y ministrar sanidad a un enfermo terminal. Aún si fuera Ud. el enfermo terminal, le faltará certeza en la sanidad porque pensará que Dios le está “queriendo llevar”. Entonces la fe radical, la fe que no duda nada y que es la que más necesitamos para recibir un milagro, se diluye en presuntos “propósitos de Dios”.

Cuando Jesús iba a resucitar a Lázaro, Marta presentó su duda lógica:

Juan 11:39

Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?

¡Era lógico que el cuerpo de Lázaro apestara luego de cuatro días de estar muerto! Pero Jesús le respondió con un condicional: “SI CREES verás la gloria de Dios”. Y sin embargo, ya le había dicho esto antes!

Si pensamos que es Dios quien “se lleva” a la gente (poéticamente hablando), o “mata” las personas (hablando sin adornos), nunca nos atreveremos a decir: levántate y anda siquiera para probar, porque LA TRADICIÓN (costumbres transmitidas) no nos permitirán creer para ver la gloria de Dios. La única forma de ver las cosas sobrenaturales de Dios en esta vida, consiste en:

  • Conocer el corazón de Dios a través de Su Palabra,
  • Creer lo que dice Dios sin importar el testimonio de los sentidos, y
  • Accionar en certeza de acuerdo a ello.

Sintetizando:

  • Una imagen correcta de Dios le librará y le reconciliará con Dios. Sanará su alma y podrá entonces ser herramienta útil en sus manos para liberar el poder de Dios y ver Su gloria y manifestaciones sobrenaturales.

Quisiéramos terminar esta sección con una reflexión de T.L Osborn, el mundialmente famoso evangelista:

“Dios no encuentra placer en la muerte del que muere, Él sólo recibe placer cuando te acercas a Él y puede así depositar Sus bendiciones sobre ti. Amigo, él te ama y se interesa por ti; pero sólo podrá llegarse a ti si crees en Él.”

¿Por el qué el Antiguo Testamento dice que Dios mataba a la gente?

Dios se da a conocer en el Antiguo Testamento con los siguientes nombres:

  1. Jehová-Shammah: El Señor quien está Presente (Ezequiel 48:35)
  2. Jehová-Shalom: El Señor es Paz (Jueces 6:24)
  3. Jehová-Rohi: El Señor mi Pastor (Salmo 23:1)
  4. Jehová-Jireh: El Señor ve o Proveerá (Génesis 22:14)
  5. Jehová-Nissi: El Señor es mi Estandarte o mi Victoria (Éxodo 17:8-15)
  6. Jehová-Tsidkenu: El Señor es nuestra Justicia (Jeremías 23:6)
  7. Jehová-Rapha: El Señor es mi Sanador (Éxodo 15:26)

Dios no se identifica jamás como el “devorador” ni el “destructor”. Esto es algo que debiera llamar nuestra atención porque, por el contrario, se identifica con las características con las que también quiso darse a conocer a través de Jesús, quien mostró en su andar cada una de ellas y declaró: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. En ningún lugar de la Escritura veremos a Jesús matando o enfermando a nadie.

Jesús dijo en Juan 10:10 “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir”. El contexto en el que se halla este pasaje se refiere a los fariseos que llevaban adelante la obra. La pregunta es: ¿la obra de quién…?

Juan 8:44

Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.

¿Quién fue homicida desde el principio? El diablo. En contraste, Jesús vino a traer vida y vida en abundancia.

Por eso no es tan descabellado pensar que el Antiguo Testamento no representa la revelación más acabada que podamos obtener acerca de la personalidad de Dios, puesto que es Jesús quién verdaderamente habría de dar a conocer al Padre.

Juan 1:18

A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

Jesucristo fue “la imagen misma de Su sustancia”. Cualquiera que haya visto a Cristo “ha visto al Padre”. Teniendo en cuenta estas palabras de Jesús, observemos que Jesús nunca mató a nadie y nunca enfermó a nadie; por el contrario, Él dio lo que realmente es: VIDA. Jesús es el pan de VIDA (Juan 6:48). Las Palabras de Dios son VIDA (Juan 6:63). El Espíritu de Dios es como “ríos de agua VIVA” (Juan 7:38-39). Dios es VIDA y da vida.

Es de notar también que Dios le da a Israel la posibilidad de escoger entre la vida y la muerte, aconsejándoles la bendición para que vivan y no mueran.

Deuteronomio 30:19

A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.

Dios no quería que la gente de su pueblo muriese. Ellos estaban bajo el pacto de la ley pues todavía no había llegado El Redentor. Esta ley cumplía una función de guía, como un tutor o maestro (Gálatas 3:24), lo cual también implica una función de protección para no caer en manos del dios de este mundo (el diablo). El hecho de no cumplir la ley los dejaba desprotegidos y a merced del enemigo. A modo de ilustración, es como si la ley constituyera un paraguas: mientras cumplían con el pacto, estaban allí cubiertos; pero si incumplían se salían de la protección y quedaban expuestos al enemigo.

Para comprender esto es interesante observar en Malaquías una de las pocas revelaciones que hay en el Antiguo Testamento acerca de Satanás. Las cosas no andaban bien para Israel, pues Israel había fallado en cumplir lo referente a sacrificios, diezmos y ofrendas y Dios los estaba llamando a volverse a la obediencia, para el beneficio de ellos mismos.

Malaquías 3:10

Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

Primero les dice que cumplan lo pactado en la ley, y luego agrega:

Malaquías 3:11-12

Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.

Dios estaba hablando aquí de una “tercera persona”. O sea que había un “devorador” que tomaría ventaja cuando los israelitas no cumpliesen con el pacto preestablecido y así como procuraba “devorar” sus bienes -sin duda- era el homicida que tenía el imperio de la muerte y buscaba destruir las vidas de quienes Dios amaba.

El Antiguo Testamento no presenta prácticamente ninguna revelación acerca del diablo, tal vez porque los israelitas nada podían hacer contra él sin la victoria futura de Jesucristo. En el Antiguo Testamento se le adjudicaba TODO a Dios.

Más tarde, fue Jesucristo quién exhibió públicamente las obras y las huestes de Satanás (Colosenses 2:15).

IMPORTANTE: La persona de Dios en el Antiguo Testamento debe ser entendida a luz de la Revelación mayor que nos da el Nuevo Testamento a través de Jesús; y NO tratar de entender el Nuevo Testamento a través de la oscuridad del Antiguo Testamento.

Sintetizando:

  • Los nombres redentores de Dios se identifican con la imagen que Cristo nos dejó de Dios al caminar en la tierra.
  • Digno de observar: “el diablo ha sido el homicida desde el principio”
  • No hay prácticamente revelación acerca del diablo en el Antiguo Testamento. Tal vez porque no estaba disponible todavía el poder para vencerlo.
  • Cumplir la ley constituía una protección contra el diablo.

Conclusión

Si Ud. o alguien allegado está luchando contra una enfermedad, siéntase totalmente respaldado por Dios, pues es Su voluntad que Ud. viva y viva en abundancia, y , si Cristo no viene antes, que muera en buena vejez y lleno de días.

* www.barrybennett.org

Pablo Bernard

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5 thoughts on “Dios no quiere que te mueras”

  1. Edy Daniel López dice:
    12 enero, 2018 a las 11:27

    Admirable estudio!! De manera aislada he compartido estos temas. Si no hay inconveniente divulgaré este estudio. Dios te siga revelando su Palabra.

    Responder
    1. Verónica Vilardo dice:
      10 febrero, 2018 a las 20:51

      Me alegro que le haya servido. Sí, divulguelo, sólo le pido que coloque el link.
      Gracias!

      Responder
  2. Richard Vera dice:
    3 mayo, 2017 a las 14:15

    Excelente estudio, Dios permita y llegue esta iluminacion a todos sus hijos , bendiciones.

    Responder
  3. Walter Diaz dice:
    1 mayo, 2017 a las 21:26

    De acuerdo con todo menos con la afirmación de que Dios no creó la muerte. El principio de la creación nos enseña que TODO fue creado por Dios, el diablo no tiene capacidad creadora.
    Si Dios dejó que la muerte entrara quiere decir que ésta ya existía, y si existía alguien debió crearla. Ahora bien, o se creó a sí misma o es eterna como Dios.
    Dado que sabemos que solo Dios es creador y eterno, entonces la muerte también es su creación y eso explicaría el ciclo de la vida de plantas y animales a quienes Dios no creó eternos a diferencia de nosotros. Nosotros perdimos la eternidad por Adán.
    Concluyendo, la muerte creada por Dios tenía otro fin que era el del cumplir con el ciclo de la vida. El diablo usó esta creación de Dios para afectar a su creación más preciosa, nosotros.

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    1. Pablo Bernard dice:
      3 julio, 2017 a las 20:51

      Dios te bendiga, Walter. El principio de la creación, el libro de Génesis, nos muestra efectivamente que todo fue creado en el principio por Dios. No obstante, en esa creación original -detallada en Génesis 1:1- la muerte no estaba incluida ni mencionada porque la creación original no la contemplaba como posibilidad.
      Es solo a partir de Génesis 2 que vemos esa posibilidad, pero atada a la decisión de Adán y como consecuencia de su obediencia o desobediencia.

      Génesis 2:16-17 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

      Adán desobedeció esta consigna divina y la muerte ingresó a la creación como consecuencia de esa desobediencia, degradando la creación original y malogrando su eternidad. Esta eternidad, esta vida eterna concebida inicialmente por Dios para su creación, estará nuevamente disponible cuando nuestros cuerpos sean transformados y todo sea hecho nuevo.

      Romanos 5:12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

      Romanos 6:9 Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.

      1 Corintios 15:51-54 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.

      La muerte no es sino falta de vida, así como las tinieblas no son sino falta de luz. Dios es vida y no creó la muerte, pero esta se manifiesta aun en el mundo. Él tiene reservado para nosotros un futuro en el que ya no habrá muerte.

      Apocalipsis 21:4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

      Bendiciones!

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