Estos versículos fueron tema de debate en los foros cristianos:
«Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida».
2 Tesalonicenses 2:7,8.
En estos tiempos, la acción de la ‘iniquidad’ (maldad, crueldad, injusticia grande) ha tenido una gran escalada y ha llegado a tal punto que mucha gente confundida, ya no reconoce la diferencia entre el bien y mal. Las leyes fundamentales de Dios son quebrantadas sin miramientos por los grupos de poder sin medir las consecuencias que está trayendo y traerá.
«Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno».
Isaías 24:5.
Sin embargo, aunque este avance de la iniquidad está profetizado y es el presagio de la venida del ‘inicuo’ (el gran dictador mundial que se conoce como anticristo), hay algo que lo detiene. Algo está obstaculizando su aparición. Algo que en algún momento será quitado de en medio. ¿Qué es lo que lo detiene? La iglesia del Señor.
Es visible cómo la iglesia ora y toma acción cuando los gobernantes deciden implantar, por ejemplo, la ideología de género, o cuando promulgan leyes que prohíben evangelizar libremente, o cuando hay injusticias. La iglesia ora, ayuna, se pronuncia públicamente en contra de las medidas arbitrarias. La iglesia, regida por la Palabra de Dios, tiene delimitado el bien del mal y no está confundida respecto a las leyes estructurales de Dios. Es por eso que es uno de los blancos favoritos de persecución, burla e imitaciones grotescas que confunden la fe de muchos. Hablamos de la iglesia verdadera, no la de la fachada de oro, riqueza y política. Hablamos de la que está formada por discípulos de Cristo que conocen y aman a Su Señor y son habitantes del Reino de los Cielos. Esta iglesia sigue y seguirá siendo un obstáculo mientras esté en sobre esta tierra. Pero en algún momento, quizá muy próximo, esta iglesia será quitada de en medio, y cuando esto ocurra el ‘inicuo’ tendrá la vía libre y gobernará por siete años (según se entiende) y luego será destruido por el Señor mismo.
«Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado.Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor».
Mateo 24:40-41«Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.».
1 Tesalonisenses 4:16-18
Hola, en este articulo leí que la iglesia ayuna.. ustedes creen en el ayuno (dejar de comer) ? es un mandamiento para la iglesia el día de hoy? Saludos
Hola Jorge! El ayuno no es un fin en sí mismo, no es un «acto de contrición» ni es simplemente «estar sin comer». No tiene sentido, por ejemplo, realizar un ayuno mientras atendemos nuestras obligaciones diarias. Es una valiosa herramienta espiritual cuando tomamos un tiempo apartado e íntimo para meditar en Dios y Su Palabra sin que ningún estímulo del mundo interfiera. Dios no lo dispuso como ordenanza, aunque lo cita como forma de meditación efectiva sobre los errores y pecados. El Señor Jesús condenaba la hipocresía de los Fariseos, cuando estos se «maquillaban» el rostro para mostrar que realizaban largos ayunos.
Hoy en día, y gracias al sacrificio de nuestro amado Jesús, Dios vive en Cristo en nosotros. Si deseamos honrar a nuestro Padre con un tiempo exclusivo para Él, el ayuno y la oración son de mucha ayuda. Pero atención: acerquémonos a Él con intimidad y confianza, no por costumbre u obligación. «… Convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento«, le dijo Dios a Joel. Luego agregó: «Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos«.
Así como Dios ama al dador alegre, se goza con el que se acerca a Él de corazón.
Dios te bendiga!